“... en el tener dudas es donde se encuentra el castigo. Para el hombre, conocer su error sería conocer a su juez, conocer a Dios. Y la certeza de la existencia de Dios crearía el paraíso en la Tierra ... A fin de castigar, la justicia divina se pone una máscara. El castigo consiste en ver solo la máscara del juez. La recompensa es ver la cara de Dios.” ( 39)
“La prueba de que dudas es que tan solo has vislumbrado. En cuanto a mí, afirmo estas verdades. Tu crees lo que te dicen tus pensamientos y dudas de lo que te dicen nuestras revelaciones. Tu pensamiento es meramente humano, el nuestro es divino. Aun los pensamientos de la gente más grande siempre llevan una venda sobre un ojo. Esa venda es la vida. Tú estás vivo y por consiguiente eres falible, genio. Yo le explicaré al Victor Hugo muerto los errores del Victor Hugo vivo. La verdad te espera a las puertas de tu tumba. ¡Tú tomas a Dios como un libro infantil que puede leerse en un instante!
Dios es infinito, y lo que es infinito no puede conocerse. La muerte te asombrará. la muerte siempre es asombrosa. Cuando surgió de la tumba, Moisés exclamó: "¡Que encantador es todo!" Jesús cayó de rodillas. Mahoma se cubrio la cara con sus manos y no se atrevió a mirar.” (42)
“[Conversación con el espíritu de Martín Lutero]
Ahora, ¿como es que a mí, habiendo escuchado la palabra divina, pudo habérseme permitido dudar de ella? ¿Como es que a Sócrates que tuvo que atreverse a beber la cicuta, pudo habérsele permitido dudar?
¿Como es que a Juana de Arco, a punto de ser quemada en la hoguera, pudo habérsele permitido dudar?. ¿Como pudo habérsele permitido a Jesús dudar en el Calvario?
Porque la duda es el instrumento que forja el espíritu humano. Si fuera a llegar el día en que el espíritu humano ya no dudara, el alma humana emprendería el vuelo y dejaría atrás el arado, por que habría adquirido alas, la tierra quedaría baldía. Ahora Dios es el sembrador y el hombre el cosechador. La semilla celestial demanda que la reja del arado humano permanezca en el zurco de la vida.
Hombre, no te quejes del hecho de que dudes. La duda es el espectro que sostiene la espada flamígera del genio encima de la puerta de lo hermoso. Shakespeare dudó, y creo Hamlet; Cervantes dudó, y creo a Don Quijote; Moliere dudó, y creó a Don Juan; Dante dudó, y creó el Infierno; Esquilo dudó y creó a Prometeo. Todo creador dudó, y el resultado es que crearon dioses. En cuanto a mí: de mi duda, creé una religión.” (89-90)
“Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo
Transcripción de un "encuentro" entre Victor Hugo, el genial escritor frances del siglo XIX y un ser de más allá de la cuarta dimensión (el espacio-tiempo).
“La prueba de que dudas es que tan solo has vislumbrado. En cuanto a mí, afirmo estas verdades. Tu crees lo que te dicen tus pensamientos y dudas de lo que te dicen nuestras revelaciones. Tu pensamiento es meramente humano, el nuestro es divino. Aun los pensamientos de la gente más grande siempre llevan una venda sobre un ojo. Esa venda es la vida. Tú estás vivo y por consiguiente eres falible, genio. Yo le explicaré al Victor Hugo muerto los errores del Victor Hugo vivo. La verdad te espera a las puertas de tu tumba. ¡Tú tomas a Dios como un libro infantil que puede leerse en un instante!
Dios es infinito, y lo que es infinito no puede conocerse. La muerte te asombrará. la muerte siempre es asombrosa. Cuando surgió de la tumba, Moisés exclamó: "¡Que encantador es todo!" Jesús cayó de rodillas. Mahoma se cubrio la cara con sus manos y no se atrevió a mirar.” (42)
“[Conversación con el espíritu de Martín Lutero]
Ahora, ¿como es que a mí, habiendo escuchado la palabra divina, pudo habérseme permitido dudar de ella? ¿Como es que a Sócrates que tuvo que atreverse a beber la cicuta, pudo habérsele permitido dudar?
¿Como es que a Juana de Arco, a punto de ser quemada en la hoguera, pudo habérsele permitido dudar?. ¿Como pudo habérsele permitido a Jesús dudar en el Calvario?
Porque la duda es el instrumento que forja el espíritu humano. Si fuera a llegar el día en que el espíritu humano ya no dudara, el alma humana emprendería el vuelo y dejaría atrás el arado, por que habría adquirido alas, la tierra quedaría baldía. Ahora Dios es el sembrador y el hombre el cosechador. La semilla celestial demanda que la reja del arado humano permanezca en el zurco de la vida.
Hombre, no te quejes del hecho de que dudes. La duda es el espectro que sostiene la espada flamígera del genio encima de la puerta de lo hermoso. Shakespeare dudó, y creo Hamlet; Cervantes dudó, y creo a Don Quijote; Moliere dudó, y creó a Don Juan; Dante dudó, y creó el Infierno; Esquilo dudó y creó a Prometeo. Todo creador dudó, y el resultado es que crearon dioses. En cuanto a mí: de mi duda, creé una religión.” (89-90)
“Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo
Transcripción de un "encuentro" entre Victor Hugo, el genial escritor frances del siglo XIX y un ser de más allá de la cuarta dimensión (el espacio-tiempo).